Cada investigación es completamente diferente, sin embargo, aunque se pueden agrupar en grandes tipologías, todas ellas comparten una metodología similar.
En primer lugar, llevamos a cabo una reunión con el interesado/a para que nos explique su caso y los antecedentes de éste, además, verificamos que cuenten con la legitimidad suficiente para realizar el encargo.
La legitimidad es la cualidad o condición de que es legítimo, esto es, que quién acude a nuestro equipo mantiene una relación legal o contractual con quién se pretende investigar o con terceros respecto a éste. Generalmente, los hechos, afectan a dicha relación y pueden fundamentar una acción judicial o administrativa contra el futuro investigado/a o una oposición a las reclamaciones, actuales o eventuales de éste.
También ostenta legitimidad suficiente cuando la investigación tiene por objeto identificar al responsable de hechos en los cuales el cliente es o puede ser perjudicado; así como, cuando tiene por objeto verificar la información proporcionada por el futuro investigado/a para la toma de decisiones lícitas y/o recabar información relacionada con dichas decisiones.
Una vez escuchados los hechos y antecedentes; además de verificada la legitimidad, procedemos a elaborar una estrategia a desarrollar para documentar de forma fehaciente los hechos que tenemos por objeto acreditar.
Posteriormente, aceptada dicha estrategia y presupuesto por el interesado, se formaliza un contrato entre las partes y se inscribe el encargo en el libro-registro.
A continuación, recabamos la información y los datos personales del investigado/a necesarios para llevar a cabo la investigación.
Con el perfil completo y el objetivo definido, pasamos al trabajo de campo, donde se desarrolla la estrategia previamente elaborada y definida, esto incluye tanto las esperas y seguimientos como las indagaciones y averiguaciones necesarias. La operativa de campo puede durar desde escasos días hasta prolongarse en el tiempo durante meses.
Después de cada operativo diario, al llegar al despacho, se extraen todos los datos de las diversas herramientas con las que obtenemos las pruebas; analizamos y hacemos visibles parte de sus metadatos tales como fecha y hora o geoposición del lugar donde fueron tomados. A continuación, se almacenan con el protocolo de seguridad definido y debidamente ordenados. También se elabora un minucioso parte con las actuaciones realizadas.
Una vez finalizado el trabajo de campo, se reúnen todas las pruebas gráficas y/o auditivas obtenidas así como los partes pertinentes y se procede a elaborar el informe correspondiente donde se incluyen los intervinientes, el marco jurídico, el prólogo, la exposición principal, las actuaciones, la conclusiones, los anexos y el cierre de éste.
Finalizado el informe y concluidas las actuaciones, éste se pone a disposición del cliente con los resultados obtenidos para que pueda tomar las decisiones pertinentes.
Dicho informe posee carácter de prueba documental y podremos ratificarlo en sede judicial en calidad de testigo calificado o testigo-perito.
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